Salomé
Ureña de Henríquez, nació el 21 de octubre del año 1850 en Santo Domingo,
escritora y pedagoga, es considerada como la poeta nacional de la República
Dominicana. Fue hija del también escritor y preceptor Nicolás Ureña de Mendoza.
Sus
primeras lecciones las tomó de su madre Gregoria Díaz. Más tarde su padre la
llevó de la mano en la lectura de los clásicos, tanto españoles como franceses.
Debido
a ello, la joven Salomé alcanzó una educación y formación intelectual y
literaria que ayudaría a codearse con el mundo literario de su país a los
quince años.
A
los 20 años se casó con Francisco Henríquez y Carvajal. Les nacieron cuatro
hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña. Su tercer hijo, Max,
llegaría a ser una de las lumbreras humanísticas más destacadas de la América
Hispana en el siglo XX.
Comprometida
y luchando por la libertad y progreso del país y de Latinoamérica, en sus
últimos años se dedicó por completo a la tarea de mejorar la educación de las
mujeres.
Alentada
por su esposo, en 1881 instituyó en el país, el primer centro femenino de
enseñanza superior, nombrado Instituto de Señoritas, todavía existente. A los
cinco años de su iniciación, se diplomaron las primeras seis maestras normales.
Colaboró
con periódicos y revistas, donde publicó sus poemas, unos de corte patriótico defendiendo la identidad nacional, amenazada
entonces por Haití y España y los gobiernos dictatoriales de la isla, y otros
más líricos, personales y hasta familiares.
Lira
de Quisqueya (1874) fue la primera antología poética dominicana, a la que
siguió su libro más celebrado, Poesías (1880). En él se recogen composiciones líricas
“La llegada del invierno”, “Melancolías” intimistas “Padre mío”, “A mi hijo”,
“Páginas íntimas”; y de corte patriótico “La fe en el porvenir”, “La gloria del
progreso”.
Al
año siguiente publicó su poema más famoso y pesimista, “Sombras”, en el que
manifestaba su desencanto ante la situación sociopolítica dominicana.
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